sábado, 6 de abril de 2013

FERNANDO II Y EL FINAL DEL REINO DE ARAGÓN



Fernando II de Aragón, futuro Fernando el Católico, nació 10 de mayo de 1452 en la localidad zaragozana de Sos (Actual Sos del Rey Católico). Hijo de Juan II de Aragón y Juana Enríquez, hija de Fadrique Enríquez, almirante de Castilla, segunda esposa del futuro rey de Aragón Juan II
Su infancia y juventud estuvo marcada por las guerras civiles catalanas y las vicisitudes políticas en las que se vio envuelto su progenitor Juan II.
Al subir su padre al trono de Aragón, recibió los títulos de Duque de Montblanch y de conde Ribagorza y en 1461, a la muerte de su hermanastro Carlos, se convirtió en príncipe de Gerona y heredero de la Corona de Aragón.
Con apenas 11 años sufrió las penalidades del asedio de la Força de Gerona. El ejército de la Generalidad de Cataluña, que dominaba la burguesía rebelde, bajo el mando de Roger Pallarés, sitió a Juana Enríquez y a su hijo durante cuatro meses, hasta que llegaron las tropas del rey que, apoyadas por tropas del rey francés, obligaron a levantar el cerco al ser derrotadas.
A los catorce años, su padre le designó como lugarteniente general de la Corona, y en 1468 corregente del Reino y le cedió la Corona de Sicilia, posiblemente para dotar al joven de un reino con el que fortalecer el proyecto matrimonial de Fernando con la princesa Isabel de Castilla, que Juan II negociaba con los magnates castellanos enemigos de Enrique IV.
De este matrimonio concertado en Cervera, y celebrado en 1469 en circunstancias novelescas esperaban ambas partes ventajas decisivas para el logro de sus fines particulares: Juan II, para liquidar la guerra civil favorablemente y los grandes castellanos para el triunfo de la causa de Isabel.
De hecho sus consecuencias habían de ser mucho más importantes.
Mientras continuaba la guerra civil catalana: Juan II contribuyó a la creación de un gobierno contrarrevolucionario en Tarragona y junto a Fernando iba recuperando la obediencia de amplias zonas de Cataluña (Segarra, el Ampurdán y el Bajo Ebro), acreditando sus dotes diplomáticas y militares, hasta bloquear Barcelona y obligar al Consejo de Ciento a capitular (1472).
Ya antes de terminar la guerra Fernando fue como lugarteniente general un verdadero monarca asociado al trono de su anciano padre y colaboró eficazmente en las empresas del final del reinado, especialmente la pacificación de Cataluña y las campañas de Rosellón, ocupado por el rey de Francia. Fue también Fernando el encargado de poner fin al problema de la remensa.
Pero será en 1474 cuando la muerte de su cuñado Enrique IV y la subida al trono de Castilla de Isabel señale un nuevo y decisivo rumbo al curso de su vida.
Consiguió ser proclamado corregente de Castilla con los mismos derechos que Isabel mediante la Concordia de Segovia (1475). Terminada la guerra con la derrota de Juana, ésta renunció al trono a favor de Isabel por el Tratado de Alcaçovas (1479). Ese mismo año, Fernando sucedió a su padre como rey de Aragón.
Los especialistas hablan del germen del Estado Moderno en estos momentos (1479), poniéndose como objetivo los gobernantes la consolidación del poder monárquico.
Siempre se ha hecho referencia al reparto de funciones entre Isabel y Fernando, adjudicando a la soberana los asuntos internos y al monarca los externos.
En ese año, 1479, suele fijarse la unión de ambas coronas es decir nace el Reino de España.
Aquí doy por terminada la historia del Reino de Aragón, como entidad independiente.
Escudo de los Reyes Católicos
Un blasonado habitual del escudo de los Reyes Católicos en ese momento se presentaría como escudo timbrado con corona real abierta de oro y sostenido por el águila de San Juan Evangelista nimbada de sable cuartelado. En el primer y el cuarto cuartel figuraría un contracuartelado con las armas de Castilla y León y en el segundo y el tercero, un partido con las de Aragón y Sicilia.
Bajo el escudo y a ambos costados, se representarían las divisas de Fernando (el yugo con el nudo gordiano cortado) e Isabel (las flechas). Algunas veces aparece acompañando al águila sanjuanista el lema sub umbra alarum tuarum protegenos —'bajo la sombra de tus alas protégenos'—, como se observa en las monedas de oro acuñadas en Medina del Campo en 1497 por orden de los Reyes Católicos.
En algunos sellos, además, se muestra la leyenda «San Juan» en la orla nimbada que rodea la cabeza del águila del Evangelista.
Acompañan frecuentemente al escudo dos divisas: el yugo con el nudo gordiano cortado con el mote «tanto monta» de Fernando y el haz de flechas de Isabel. Cada una de estas divisas homenajeaba con su inicial al consorte: «F» de Fernando en las flechas de Isabel e «Y» de la reina —Ysabel, como es usual en la grafía de la época— en el yugo fernandino. Fernando había usado antes como divisa otro emblema parlante cuya inicial era la «Y»: el yunque.
Esta empresa o figura heráldica se acompañaba del lema «como yunque sufro y callo, por el tiempo en que me hallo», y con esta divisa había participado en justas y torneos tocado con una cimera de «ayunque» ('yunque') o «bigornia» ('yunque con dos puntas opuestas', del latín bicornia 'con dos cuernos') sobre el yelmo.
Más adelante creyó conveniente cambiar su divisa y pidió consejo, según parece, al humanista Antonio de Nebrija, quien se lo proporcionó proponiéndole un emblema alusivo al yugo atado con el nudo gordiano, de raigambre clásica, y que aludía a la importancia que tenía resolver las cuestiones políticas sin reparar en los medios que se utilizaban para hacerlo, tal cual lo hizo Alejandro Magno cuando cortó el nudo en Gordio en lugar de desatarlo, según la invención de Quinto Curcio introducida en la biografía del héroe macedonio, exclamando que tanto montaba (daba igual) cortarlo como desatarlo.
El mote o primeras palabras del lema que formaba parte de la divisa de Fernando fue, por consiguiente, «tanto monta».
Cuando en 1492 es conquistada Granada, los monarcas decidieron incluir el nuevo reino entre sus títulos, tras Sicilia y antes que Toledo, e incorporaron el emblema parlante de una granada alusiva a la nueva expansión territorial al entado del escudo.
Esta nueva partición representaría una granada tallada y hojada de sinople, reventada y con sus granos a la vista de gules, en campo de argén