Desde el punto de vista de la historia interna del reino de Aragón, el gobierno de Jaime II supone la salida del bache socio-económico que había prevalecido durante parte del reinado de Jaime I y los de Pedro III y Alfonso III.
Los problemas que sus dos inmediatos antecesores habían tenido con los nobles aragoneses que integraron la Unión Aragonesa desaparecieron.
La solución al problema, que representaba la Unión, fue el intento de invasión francesa del reino, como consecuencia del problema siciliano, Esta situación hizo que todos los nobles se apiñaran con su rey, con quien colaboraron desde las primeras Cortes de Zaragoza, celebradas en 1291, y en las que Jaime II fue coronado tras jurar los Fueros
En 1301 la Unión volvió a rebelarse, pero, esta revuelta, tuvo escaso eco, sin resultados prácticos y fácilmente sofocada.
La administración aragonesa es reestructurada, acomodándose a los nuevos tiempos y necesidades, y se zanja el problema fronterizo entre los Condados (Actual Cataluña) y Aragón (1300) mediante sentencia por la que Sobrarbe, Ribagorza y la Litera son declaradas incuestionablemente aragonesas, acabando así con el problema originado por las divisiones territoriales de Jaime I.
La mayor parte de la sociedad aragonesa participa en la política de Jaime II. La nobleza renuncia a las anteriores reivindicaciones unionistas, por ello se ve favorecida por la entrega de honores diversos.
Los aragoneses, en general, colaboran activamente en las campañas murciana y sarda con crecidas aportaciones de tropas y dinero.
Las disposiciones anti-judaicas de los reinados anteriores, e incluso de los primeros momentos de Jaime II, no sólo desaparecen sino que se truecan en una política de protección
Después de medio siglo, se vuelve a acuñar moneda en Sariñena. La economía se rehace y se produce una reactivación, que se observa en obras tales como las reformas de La Seo de Zaragoza, el Palacio Real de Ejea de los Caballeros
En el ámbito religioso, la sede zaragozana se desgaja de la tarraconense, convirtiéndose en metropolitana (1318), quizás en pago a la ayuda recibida por las Cortes y el Justicia frente a la Unión
Carácter especial tiene la supresión de los Templarios en todos los territorios de la Corona de Aragón. Los bienes de la Orden del Temple se repartieron, en su mayor parte fueron a parar a la Orden del Hospital.
Utebo a 2 de Octubre de 2011
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