miércoles, 8 de febrero de 2012

PEDROIV (Tercera parte)


  El rebrote Unionista

Esta sublevación aparece en el año 1347 cuando el Rey Pedro IV por temor a morir sin descendencia masculina, designa a su hija Constanza como heredera.
El hermano del Rey Jaime se considera lesionado en sus derechos dinásticos. Se traslada a Zaragoza y congrega a un grupo de nobles, que consideran un contra-fuero la decisión real.
Pedro IV convoca Cortes en Zaragoza, con el fin de evitar lo ocurrido en anteriores ocasiones por los Unionistas.
En estas Cortes el Rey cede en público a su pretensión de que sea su hija Constanza su heredera, cediendo de esta manera a las pretensiones de los sublevados.
Asimismo Pedro IV, que previamente había realizado una declaración secreta en la que dejaba sin efecto cualquier cosa que les otorgase bajo presión, confirma los Privilegios de la Unión de 1287.
A este levantamiento encabezado por la nobleza se incorporaron las oligarquías ciudadanas del reino.
Huesca, Teruel, Calatayud y Daroca y personalidades unionistas como Lope de Luna, Blasco de Alagón, Tomás Cornel, Jiménez de Urrea etc. permanecieron fieles al Rey.
La sublevación se iba extendiendo por todo el Reino, extendiéndose a mediados de 1348 a Valencia.
Ante el cariz que tomaba la situación  y el inicio de la peste el Rey decidió aplicar la fuerza.
Sitúo al frente de las tropas a Pedro de Luna en Teruel. El encuentro entre los ejércitos Unionista, mandados por el hermanastro del Rey D. Fernando,  y el  Real tuvo lugar en Epila el día 21 de Julio.
El triunfo del ejército real fue absoluto. La represión fue muy dura trece unionistas ejecutados y los bienes de los nobles muertos en combate confiscados y La Unión deshecha.
El último acto del levantamiento de La Unión fue el 14 de octubre de 1348, en sesión de Cortes el Rey destruyo todos los ejemplares de los Privilegios de la Unión y todos los documentos de los unionistas.

Pedro IV escribió a su tío Pedro

 Querido tío: Os hago saber  que hoy, hacia hora de nonas, en Corte General de Aragón, nos fueron entregados los Privilegios, el libro de La Unión y el sello, y nos, con nuestras manos, de seis en seis hojas cortamos todo el libro, y con cuatro golpes de maza rompimos el sello y las bulas de los Privilegios y rasgamos los Privilegios.
Todas las escrituras de La Unión, delante de la Corte, fueron arrojadas a un gran fuego que habíamos hecho preparar en el refectorio de los Predicadores, donde se celebraban las Cortes…..
Febrero 2012

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