domingo, 19 de junio de 2011

REY: PEDRO III de ARAGÓN

En el Reinado  de Jaime I el Conquistador, se fragmenta el Reino de Aragón, deshaciendo, el principio que venía desde la Reina Petronila de “totum regnum Aragonense” .
A su muerte en 1276 sus hijos reciben en Testamento el siguiente reparto del Reino:
  • A su primogénito Pedro: Reino de Aragón, Reino de Valencia y  los Condados que integrarán "Cataluña".
  • Jaime Recibe el Reino de Mallorca, los condados de Rosellon y Cerdeña y el Señorío de Montpellier
El Rey Pedro III de Aragón, nació en Valencia en el año 1240 y murió en Villafranca del Penedés el 2 de Noviembre de 1285.
Era hijo legítimo de Jaime I el conquistador y su segunda esposa Violante de Hungría. Fue conocido como Pedro III el Grande. Fue el Rey Pedro I de Valencia y el Conde de Barcelona Pedro II
Casado el 13 de junio de 1262 en la catedral de Montpellier con Constanza de Hohenstaufen, hija y heredera de Manfredo I de Sicilia,
Fue el primer rey que se coronó  solemnemente en Zaragoza y no quiso utilizar el título de rey hasta no recibir la corona, tal vez para dejar bien claro que no la recibía de la Santa Sede, como símbolo de vasallaje. Es decir cancelaba de esta manera el vasallaje concertado por su abuelo Pedro II con el papado.
Los primeros años del reinado los ocupó en campañas contra los musulmanes valencianos. Aunque todo su reinado se centró en la expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo y para ello aprovechó su matrimonio con Constanza para reivindicar la corona siciliana.
Sicilia se encontraba desde 1266 bajo la soberanía de Carlos de Anjou quien contaba con el apoyo del Papa Clemente IV. Aunque por línea sucesoria le Corona de Sicilia recaía en Constanza, la reina ofrecio refugio en Aragón a los fieles partidarios de su padre, las familias Lanza, Lauria y Prócidas.
Pedro III empezó a planificar la toma de Sicilia, para ello realizó alianzas con Castilla, Portugal, Inglaterra e Imperio Bizantino.
En Aragón tal preparación se tradujo en el aumento de la presión fiscal, con el fin de obtener dinero y vituallas destinados a la flota que se preparaba al efecto.
En 1282, una embajada de sicilianos, enemigos de la dominación angevina, le ofrecieron el trono. Pedro III se decidió entonces a realizar la ocupación, La flota aragonesa partió de la Península en junio de 1282, en medio del mayor secreto. Tocó la costa tunecina antes de poner rumbo a Sicilia.
Pedro III desembarcó en Trápani (30-VIII-1282), ocupando rápidamente la isla.
Pedro III  fue coronado rey de Sicilia en la ciudad de Palermo.
Inmediatamente envió una embajada a Carlos de Anjou, que se encontraba en Mesina, instándole a reconocerle como rey de Sicilia y a abandonar la isla.
La derrota de la flota angevina en Nicoreta, a manos del almirante Roger de Lauria, obligó a Carlos de Anjou a dejar Mesina y refugiarse en su reino de Nápoles.
El papa Martín IV respondió a la coronación siciliana de Pedro III con su excomunión (9 de noviembre de 1282) y su deposición como rey de Aragón (21 de diciembre de 1283), ofreciendo la corona al segundo hijo del rey de Francia, Carlos de Valois, a quien invistió el 27 de febrero de 1284, y declarando una cruzada contra Aragón.
La empresa siciliana suscitó la oposición del reino de Aragón: no sólo por la presión fiscal, que casi siempre se hacía contra fuero, sino también, y principalmente, porque era una empresa extraña a los intereses del reino, capaz de proporcionarle más daño que beneficio, sobre todo a causa de las implicaciones eclesiásticas —el reino fue puesto en entredicho— e internacionales que se iban produciendo. Ese peligro se hizo patente cuando los franceses atacaron desde Navarra.
Los aragoneses reaccionaron formando la Unión, iniciada en Tarazona y consumada en Zaragoza, en octubre de 1283, de la que formó parte la mayor representación del reino que se había conocido, tanto de la nobleza como de ciudades, villas y aldeas. Juntos, lograron hacer jurar al rey el Privilegio General, que suponía la institucionalización del pactismo  y otorgaba una amplia participación en las Cortes a los representantes de los estamentos, amén de otras concesiones y compromisos del poder real, tales como el de jurar todo ello al comienzo de cada reinado, antes de poder ejercer jurisdicción alguna como rey.
Tales concesiones se extendieron también a Valencia, y después a Cataluña, resultando un sistema político similar para toda la Corona.
Otras cuestiones viejas, como la pretensión de los aragoneses de imponer su fuero en Valencia, se replantearon ahora, obteniéndose, al menos, que los nobles de Aragón allí afincados se rigiesen por su propio fuero.
Tras estos acuerdos, a los que el rey había accedido de mala gana, aminoraron las tensiones internas, que nunca desaparecieron del todo, y Pedro III pudo dedicarse a los problemas exteriores.
La situación militar en Sicilia, bajo la experta mano de Roger de Lauria evolucionaba favorablemente.
En 1284 caía prisionero el príncipe Carlos de Salerno, hijo de Carlos de Anjou y gobernador de Nápoles.
En España, ese mismo año, el rey conseguía la anexión de Albarracín al Reino de Aragón, previo acuerdo con Castilla.

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