lunes, 11 de julio de 2011

Pedro III y La Unión

En los primero 25 años del siglo XIII , se producen una serie de cambios en Aragón. El avance de la reconquista propicia una mejora en el terreno económico para los campesinos, debido a la emigración que se produce al Levante. Esto suponía una mejora para los que quedaban, ya que disponían de más tierras y a la vez había menos mano de obra lo que obligaba a los nobles a suavizar las relaciones con sus vasallos.
Las desavenencias del Rey con los nobles y ricos-hombres de Aragón comienzan con Pedro II, incrementándose con el rey Jaime I y con el rey Pedro III la situación se complica más.
La sociedad Aragonesa replantea sus relaciones entre los grupos sociales y de las clases altas con el Rey.
Las mejoras sociales se vieron truncadas con la política real de frenar la emigración aragonesa al levante y fomentar la de los barceloneses.
Los señores de Aragón comienzan una etapa de conservación de sus propios privilegios, basada en mantener el régimen arcaico, situación que permanece hasta finales del siglo XV.
El conjunto del Reino experimenta un alto desarrollo urbano, lo que da lugar a un nuevo grupo social, ubicado principalmente en Huesca, Jaca y Zaragoza cuya fuerza se basa en el poder económico, basada en la actividad mercantil y artesana de donde se han autoexcluido los nobles, aparece la burguesía, que invierte las rentas obtenidas en la compra de bienes inmuebles.
Esta burguesía presenta intereses políticos muy relacionados a los de la nobleza, relación que se incrementa al realizarse matrimonios entre la nobleza y la nueva clase social, que cada vez se distancia más de la monarquía.
Las pretensiones de los monarcas chocan con la defensa de los privilegios por parte de los grupos dirigentes, hasta el punto que al final del siglo XIII se impone al Rey el juramento de los fueros, usos y privilegios. La nobleza no solo quiere intervenir en la corrección de los abusos de la administración, sino que tras la muerte de Jaime I  “El Conquistador” trato de arrebatar una parte del poder ejecutivo e influir en la política exterior del Reino de Aragón
Los ricos hombres se consideran con derecho para representar, mejor que el rey y el resto de la sociedad, los intereses de Aragón, erigiéndose en portavoces del Reino, pero sin por ello atender a las necesidades reales de los decían eran sus representados.
El reinado de Pedro III “El Grande” se caracteriza por una ruptura con el tradicionalismo impuesto por su padre, en el campo internacional y en las relaciones con la nobleza.
Es durante este reinado, de Pedro III cuando mas aparece la separación de Aragón con el resto de territorios de la Corona Aragonesa.
La llegada al trono de Pedro III, se produce con una amplia experiencia política, pues cuenta con 36 años de edad y ha ejercido funciones reales, conoce muy bien sus territorios y sus problemas, No se titula rey de Aragón, ni toma decisiones, hasta jurar los fueros y ser coronado rey en Zaragoza.
El año 1282 Pedro III emprende la conquista de Sicilia, basándose en los derechos sucesorios, de su mujer. Constanza hija del Rey Manfredo) y el petición de los sicilianos que se habían sublevado contra los franceses de Anjou.
Los grupos dirigentes de Aragón no se oponían a la campaña, pero si se desentendían de ella, pues para ellos no representaba un incremento de patrimonio y la consideraban  como una cuestión dinástica, para ellos Pedro actuaba como soberano de Barcelona y su inclinación por el Mediterráneo.
Las consecuencias inmediatas de la conquista de Sicilia, por parte del Rey de Aragón fueron inmediatas por parte del papado;
El papa Martín IV respondió a la coronación siciliana de Pedro III con su excomunión (9 de noviembre de 1282) y su deposición como rey de Aragón (21 de diciembre de 1283), ofreciendo la corona al segundo hijo del rey de Francia, Carlos de Valois, a quien invistió el 27 de febrero de 1284, y declarando una cruzada contra Aragón. Todo ello basado en la infeudación del reino de Aragón realizada por el Rey Pedro II.
La situación en la que se encontró Pedro III era totalmente inestable, ya que no sólo tenía que enfrentarse a la invasión francesa que se preparaba al norte de los Pirineos, sino que tuvo que hacer frente a graves problemas en el interior de sus reinos surgidos antes las necesidades económicas que provocó la conquista de Sicilia.
La consecuencia de todo ello fue el enfrentamiento armado con el Rey de Francia en suelo aragonés
Carlos de Valois, aliado con Jaime II de Mallorca, invadió por Gerona, para hacerse con los reinos de Pedro, y llegó a sitiar la ciudad de Gerona; pero la resistencia de las diferentes ciudades  y la superioridad naval, cuando la flota aragonesa retornó de Sicilia, al mando de Roger de Lauria, que infligió a la escuadra francesa una derrota total en las islas Formigues,  permitieron rechazar la invasión (1285) en esta parte del Reino (Corona) de Aragón.
El otro frente de invasión se produjo a través de Navarra, la defensa realizada en la propia frontera impidió el avance francés, por lo que Pedro III inició los preparativos para atacar en la propia Navarra.
La convocatoria de tropas se cursó a todos los hombres de armas del Reino. A esta convocatoria acudieron diez ricos hombres, cinco mesnaderos y las milicias de 15 concejos. Los que acudieron a la convocatoria se encontraban confabulados para plantear al Rey una serie de quejas y reclamaciones, que si no eran satisfechas inmediatamente, significaría el abandono de la campaña. Las reclamaciones se fundamentaban en el mantenimiento de los privilegios, la no exigencia de nuevos impuestos y que el rey debería aconsejarse de ellos..
Pedro III se negó diciendo “hasta el momento había actuado por si en los asuntos, ahora no tenía necesidad de sus consejos” Tampoco admitió la consideración de sus peticiones para después de la campaña.
Los aragoneses ante la negativa de su Rey y las circunstancias de este, excomulgado y destronado por la Iglesia, se negaron a emprender la expedición. Reuniéndose en Tarazona donde se juramentaron para actuar unidos frente al Rey.
Una vez establecida esta junta de Tarazona comienza un movimiento de participación municipal, aunque el Rey trato de que fuera un movimiento de los Nobles, en las cortes de Zaragoza de 1283, se encuentra con que el movimiento se ha extendido a los municipios, pues las reclamaciones de los rebeldes, no eran privativas del estamento nobiliar sino que aglutina una serie de intereses generales y particulares de la nobleza y las ciudades. La Unión se convierte en un modo de manifestar lo aragonés frente a la influencia de la Corte sita en Barcelona. Es la reacción de los aragoneses frente  a la Casa de Barcelona, defensora de los intereses de lo nobles y ricos-hombres barceloneses.
Pedro III soluciona los problemas internos concediendo, en 1283, la formación de la Unión aragonesa y prestando juramento al “Privilegio General” que defendía los privilegios de la nobleza; asimismo concedió al Condado de Barcelona la constitución “Una vegada l´any” en las cortes celebradas en Barcelona entre 1283 y 1284.
En realidad las novedades son escasas, en el fondo son confirmaciones de privilegios y costumbres antiguas, su interés es que aparece una nueva forma de establecer las relaciones entre el monarca, asentando una serie de instituciones, que marcarán el futuro político del Reino en los siglos venideros.
La situación de Pedro III desde el otoño de 1284 se complica, aparece una nueva amenaza de invasión en el Midi, se nombra a Carlos de Valois como Rey de Aragón y sufre el abandono internacional. Esta situación afecta a la Unión rompiendo su unanimidad inicial, apareciendo un grupo partidario de apoyar al Rey en defensa del Reino.
Solucionados los problemas interiores, Pedro III pudo centrar su atención en la invasión francesa, derrotándolos primero en mar, luego en Gerona y  a continuación una derrota en tierras navarras, en el barranco de las Panizas, cuando las tropas francesas se retiraban en Navarra.
La Unión ha adquirido estructura y organización que le permite ser una fuerza activa que aspira a dirigir y gobernar, llegando a legislar, en asuntos que hasta entonces eran incumbencia del Monarca, arrogándose el derecho a convocar las tropas del reino para actuar contra su Rey.
La muerte de Pedro III en 1285 y la llegada al trono de su hijo Alfonso III va a significar un mayor recrudecimiento de la Crisis.

Los unionistas más radicales vuelven a plantear la lucha en toda su extensión.
Imagenes:
Retrato del Rey Pedro III
Batalla de las Panizas (Mariano Barbasan)
Sepulcro de Pedro III

Utebo 11 de Julio 2011

2 comentarios:

  1. Hola buenas tardes Me ha encantado el post, tengo un par de cuadros con los que tengo dudas, a la hora de ubicarlos, si quisiera ayudarme sería un placer compartir con usted un par de fotos y me sacara de mi gran ignorancia.

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