lunes, 12 de agosto de 2013

HISTORIA: ZARAGOZA (6)

Zaragoza visigótica 
CESARACOSTA (472 - 714)


A lo largo del siglo V, Caesaraugusta, al igual que todo Occidente romano, se ve inmersa en un proceso de desintegración del poder imperial.
Hacia el 409 suevos, alanos y vándalos llegaban a la Península. Zaragoza seguía manteniéndose como ciudad romana a principios del siglo V y, gracias a las imponentes murallas, pudo defenderse de cuantos la atacaron, protegida por soldados veteranos y collegia iuvenum.
Cuando en el 411 Flavio Honorio consiguió derrotar la sublevación Constantino III, en Hispania tan sólo consiguió mantener el control de la Tarraconense, que incluía el convento Caesaraugustano, el resto se perdió en manos de los bárbaros germanos.
Entre el 441 y el 454 el valle del Ebro se vio azotado por los bagaudas, de los que Zaragoza se libró gracias de nuevo a las murallas y a la intervención del ejército visigodo, todavía bajo obediencia romana.
Finalmente, en el 472 el ejército visigodo al mando del conde Gauteric toma la ciudad en nombre del rey Eurico, pasando a formar parte del reino visigodo de Tolosa.
 La ciudad mantuvo en gran parte sus costumbres romanas y en el 504 todavía se celebraban juegos circenses.
En el 541 el ejército franco de Childeberto I y Clotario, después de haber expulsado a los visigodos de Galia, se dirigieron hacia el sur y asediaron Zaragoza. El asedio duró dos meses, ya que como no conseguían rendirla con las armas, lo intentaron por hambre. La leyenda quiere que los ciudadanos, para proteger la ciudad, paseaban por las murallas la milagrosa túnica de San Vicente Mártir.
Los francos, ya convertidos al catolicismo, habrían aceptado levantar el asedio a cambio de la estola de San Vicente, que Childeberto llevaría de vuelta a París para depositarla en una iglesia relicario construida con ese propósito, que con el tiempo se convertiría en la abadía de Saint-Germain-des-Prés.
Las consecuencias del asedio fueron hambre y enfermedades, que se extendieron por la ciudad, en parte por la destrucción de los cultivos de los alrededores.
Hacia finales del siglo VI, Leovigildo convenció a Vicente II (572-586), obispo de Zaragoza, para que se convirtiera al arrianismo. El escándalo fue mayúsculo y se mantuvo hasta la conversión oficial de los visigodos al catolicismo en el concilio de Toledo de 589.
En el siglo VII, la ciudad tuvo un relativo florecimiento cultural gracias a una serie de grandes obispos, Juan II, Braulio, Tajón y Valderedo vinculados al monasterio de Santa Engracia, que poseía una importante biblioteca.
Así Zaragoza se convierte en uno de los centros culturales de Hispania, junto con la Sevilla de San Isidoro y la Toledo de San Eugenio. Braulio, obispo de Zaragoza, también escribió el Liber Iudiciorum, que eliminaba la diferencia jurídica entre hispanorromanos y visigodos y que fue promulgada por Recesvinto, y mandó a Isidoro de Sevilla escribir sus Etymologiae u Originum sive etymologiarum libri viginti.
La ciudad fue de nuevo protagonista en la disputa por el trono entre Suintila y Sisenando. Suintila se refugió en Zaragoza contra las tropas de Sisenando, que, ayudados por un ejército mercenario franco, sitiaron la ciudad.
No consiguieron tomarla por las armas, pero deserciones y traiciones llevaron a Suintila a rendirse, con lo que Sisenando se proclamó rey en la ciudad.
Fotos: Muralla Romana y San Braulio
Fuentes Wikipedia
Lostal Pros, Joaquín y Arturo Ansón Navarro (2001). Historia de cuatro ciudades: Salduie, Caesaraugusta, Saraqusta, Zaragoza. Zaragoza: Ayuntamiento, Servicio de Cultura: Caja Inmaculada. ISBN 84-8069-225-1.

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