Relato D. Pablo Claramunt
El Benjamin de Augusto
Recursos con que se
constituyo César-Augusta. -Adoptación del idioma latino.- Muerte de César Augusto y sus consecuencias.
Así titula el célebre escritor Murillo en sus Excelencias de
Zaragoza á César Augusta, fundándose en el cariño que su noble protector le
demostrara, en que Roma le tendiese la mano con el cariño de hermana y en la
magnificencia y el poderío que César Augusto le concediera; y tanta
predilección dispensada por el emperador romano, consignada está en cuantas
historias, crónicas y discursos se han impreso, escrito ó pronunciado haciendo
historia de la muy heroica, muy benéfica é inmortal Zaragoza.
Y por si esto no fuera bastante á demostrar lo que sentado
queda, hay un célebre edicto publicado por todo el imperio romano, por el que
se obliga á sus habitantes al pago del denario (cierta contribución establecida
en los tiempos romanos), para con él atender á reedificación de César Augusta,
y no falta escritor que asegura que hasta los padre de Nuestro Señor
Jesucristo, al pagar su impuesto en Belén, contribuyeron á la edificación de la
reina del Ebro.
Derechos, pues más que sobrados tiene Zaragoza para ser
acreedora al respeto de las gentes, pero por si estos no bastaran, su remota antigüedad
sería suficiente á exigirlos.
En tanto, César Augusto había conseguido con su política de
templanza y sus bienhechoras obras, el que los diferentes pueblos que habitaban
la España depositaran en él ilimitada confianza, hasta el punto de admitir que
el idioma latino sustituyese á los diversos y desconocidos lenguajes que
usaban; pues para los españoles ya no era César el jefe de una nación enemiga,
ni el guerrero que por donde quiera que iba sembraba de cadáveres y ruina el
suelo; sino el padre del pueblo, el hombre benéfico y dadivoso que á manos
llenas vertía los tesoros, y lo que era más estimable que éstos, el bálsamo de
la paz y felicidad.
Así, pues, pronto el pueblo ibero adoptó sus leyes,
costumbres, usos y lenguaje sin dificultad ni aversión alguna.
Diferentes gobernadores romanos son nombrados para César
Augusta, pero todos saben respetar y honrar á la dichosa ciudad, compuesta
entonces de diferentes habitantes, clasificados en nobles romanos que por amor
á su emperador se habían trasladado á Zaragoza, en los inválidos por las
terribles guerras sostenidas y en unos cuantos adetanos y celtíberos que
invitados por el emperador y atraídos por la novedad habían venido á formar
parte de la población que hiciera levantar César.
Satisfechos y orgullosos mostrábanse los habitantes de la
invicta Zaragoza por los honores y franquicias que á manos llenas les concedía
el emperador, cuando recibieron la fatal noticia del fallecimiento de su
bienhechor César Augusto, 15 años después del nacimiento de J.C.
Dolor profundo produjo tan sensible acontecimiento en el mundo
entero; pero César Augusta, la ciudad, mejor dicho, la hija del emperador, cubriose
de luto y los corazones de todos sus habitantes, anegados en llanto, cubrieron
de lágrimas el suelo y hendían los aires con sus lastimeros quejidos.
Tiberio Nerón fue quien sucedió á César Augusto, el que
cuidándose más de satisfacer sus vanos deseos y sus torpezas que de la
felicidad y ventura de los pueblos, mandó á España gobernadores, que emulando á
su emperador pronto se entregaron á cometer las mayores crueldades é infamias,
y César Augusta no se libró de las rapiñas y atropellos de tan bárbaros
mandatarios.
Tan reprensible conducta había de surtir sus efectos en un
pueblo tan fiero é indomable como el español, y pronto la insurrección fue
general; insurrección que produjo el relevo de algunos prefectos ó
gobernadores, pero no el de César Augusta; éste fue asesinado en Castilla la
Vieja, y sabedor de ello Tiberio, envió sobre los españoles todos los males que
su encarnizado odio le hicieran concebir hacia este país; y desde aquel
momento, en España volvió á aparecer la esclavitud con todos sus denigrantes
horrores.
Sucedía esto á los 19 años del reinado de Tiberio Nerón y
cuando en Judea era crucificado Jesús, el Redentor del mundo; Aquel que fue
vendido y clavado en una Cruz, porque brotando la verdad de sus labios con
palabras extrañas, pero consoladoras, hacía postrar á sus plantas á cuantos le
escuchaban, creando así un nuevo ejército que sin más armas que sus palabras persuasivas
y la predicación del Evangelio, pronto había de cambiar la faz del mundo y
había de redimirlo de sus enormes errores.
Así transcurrieron 15 años más después de J.C., en cuya fecha
murió Tiberio Nerón, aborrecido de todos y denigrado por su conducta cruel y
feroz; dejando como heredero del trono á otro más malvado y más tirano que él;
á Cayo Calígula, quien lo mismo que su antecesor, dejó á España desamparada,
confiando su mando á la voluntad de sus favoritos, tan déspotas, tiranos y
crueles como él.
Y César Augusta, con resignación heroica, sufría las
consecuencias de la desatentada conducta de su pretor, sin más ley ni más
régimen que los atropellos y exigencias caprichosas de la desmedida ambición de
funesto hombre que la gobernara.
Pero esperaba el día de su redención y en ello confiaba bien
fundadamente.
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