La muerte de Alfonso I “El Batallador” planteó el primer pleito sucesorio del Reino de Aragón. La situación era mala y abría una profunda crisis, el rey muerto sin sucesión directa, el ejército derrotado y nadie capaz de organizar la defensa del Reino frente al ataque de los musulmanes.
En esta situación ninguno de los afectados por el testamento le convenía que se pusiese en práctica, a las Ordenes Militares por carecer de arraigo y organización en Aragón, a los nobles porque perdían privilegios. En estas circunstancias nadie invocó el testamento.
La solución al testamento se fundamento en la tradición jurídica navarro-aragonesa, que considera que el testamento esta en contradicción, pues el Rey no podía disponer libremente del territorio, solo podía hacerlo del territorio por él conquistado, debiendo dejar el territorio heredado de sus antecesores, a la persona más próxima de su linaje, que en este caso era su hermano menor Ramiro.
El inconveniente era que Ramiro era clérigo y necesitaba, según el Derecho, un “bajulus” que ejerciera la “potestas”, estuviera al frente de los nobles y los mandara en la guerra.
Estas dos funciones se pensó que se podía poner en práctica mediante una filiación, en la que Ramiro actuara como “padre” y el elegido como hijo, la donación en vida de una parte o de la totalidad del Reino y mando de las tropas, era una costumbre y se ajustaba a derecho.
En un principio se pensó en García Ramírez, descendiente de Sancho el de Peñalén, pero este ya se había alzado con el Reino de Pamplona, segregándolo definitivamente del de Aragón.
Una vez fracasada esta solución, se recurrió a la filiación autentica, para ello Ramiro obtuvo licencia papal, pudiendo contraer matrimonio para dar sucesión a la dinastía real.
Los territorios conquistados por Alfonso I no podían ser reclamados por Ramiro, ya que según los usos eran los nobles los que debían elegir y aceptar al rey.
Las Ordenes Militares no renunciaron a sus derechos y el Papa ordenó que se cumpliera el testamento, aunque sin ningún resultado.
FELIZ AÑO 2011
UTEBO a 27 de Diciembre de 2010
Imagen: Situación del Reino de Aragón con Alfonso I
FELIZ AÑO 2011
UTEBO a 27 de Diciembre de 2010
Imagen: Situación del Reino de Aragón con Alfonso I
"Las Ordenes Militares no renunciaron a sus derechos y el Papa ordenó que se cumpliera el testamento, aunque sin ningún resultado". Te equivocas: Ramón Berenguer IV negoció con cada una de las órdenes. Su padre había sido templario y él fue nombrado caballero del Santo Sepulcro y del Hospital. Puesto que era caballero de las órdenes, éstas aceptaron que el heccho de que gobernara él suponía el cumplimiento del testamento (tras algunas concesiones, evidentemente). El Papa, que nunca reconoció la coronación de Ramiro II, validó esta cesión de derechos y dió como ejecutado el testamento.
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